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LAS CALLES DE VILLA DEL PRADO

LA TORRE, calle de

(de la C. de Méntrida al límite con el camino de La Torre)
Denominaciones antiguas: Camino de La Torre

Es ésta calle el primer tramo del viejo camino vecinal que conduce a la localidad toledana de La Torre de Esteban Hambrán, y de ahí recibe su nombre. Hasta 1998 fue rotulada como "Camino de La Torre", denominándose desde entonces como "calle". Hasta la década de 1980, ésta calle presentaba únicamente dos construcciones: una casa antigua y el garaje de D. Miguel Durán Corral, hecho en los años 1930. El resto eran tapias de herrenes y campo, hasta llegar al cementerio, la otra única construcción antigua de ésta calle. Es a partir de los años 1980 cuando se comienzan a construír algunos chalets sueltos y viviendas con jardín, y desde entonces se ha ido ésta calle urbanizándose poco a poco progresivamente hasta hoy en día.

Sería interesante que ésta calle recuperase su denominación de "Camino", eliminada en 1998, junto con otras de "arroyo", pues en Madrid también hay "costanillas" "cavas" y "riberas" y no es malo que una calle se llame "camino". También hay un "camino viejo de Leganés" en Madrid.

El camino de La Torre se ha utilizado mucho desde antiguo, siendo uno de los caminos medievales que comunican Villa del Prado con sus pueblos vecinos. Discurre el camino en su tramo inicial entre viñedos , olivares y huertas. En su margen derecha deja a un lado hoy en día la moderna estación depuradora de aguas y más adelante el actual vertedero municipal. Prosigue el camino hasta una zona de pequeñas pero bruscas terrazas o cortes de terreno producidos por el río en siglos de erosión, entre algunas huertas y cañaverales. Allí llegamos al Charco del Arropino, una charca pantanosa formada por filtraciones del ya inmediato río. Pasando junto al charco nos internamos en un bosquecillo de álamos blancos y llegamos a la misma orilla del Alberche. Allí el río se vadea a pie y en la orilla contraria, ya dentro de la provincia de Toledo, prosigue el camino de La Torre que se interna en los Montes de Alamín, pasando junto a la antigua aldea medieval desaparecida de Valdejudíos, en cuyo lugar hoy existe una casetilla ruinosa que servía para los guardas de ésta zona, rodeada de muchos restos cerámicos y de construcciones. En éstos parajes no es difícil ver grupos de ciervos corriendo. Sale el camino de la finca de Alamín y va descendiendo entre encinas y viñedos hasta llegar a la misma entrada del pueblo de La Torre de Esteban Hambrán, pasando cerca del también desaparecido pueblo medieval de Linares, cuya iglesia funcionó como ermita hasta el siglo XVII y cuyo campanario aún se conservaba en pie en el siglo XIX, junto a la pila bautismal, que andaba todavía rodando por el campo, según decía García Flores, autor de un libro de historia de La Torre en 1903.

En verano, muchos vecinos de Villa del Prado escogen el camino de La Torre para ir a bañarse al río, pero lo mismo sucede en sentido inverso; vecinos de La Torre escogen éste camino para venir al río, por lo cual, a veces se instalan en cada orilla, grupos de personas procedentes de puntos tan distintos, unidos por el nexo de éste camino.

La Torre de Esteban Hambrán es uno de los tres principales pueblos que pertenecían al Castillo de Alamín en la edad media, junto a Villa del Prado y Méntrida. Hoy en día se encuentra bastante distante de Villa del Prado por carretera, pero sin embargo más cercano por camino, porque el camino va casi en línea recta hasta allí, por lo que hasta entrado el siglo XX, muchos jornaleros y trabajadores del campo utilizaban mucho éste camino para ir de un pueblo a otro para diversas tareas. La Torre es un pueblo de aires manchegos, típico de la zona norte toledana y recibe parte de su nombre de una torre de ladrillo antigua casi desmochada que se encuentra allí desde tiempos muy remotos.

Desde 1568 hasta 1627, Villa del Prado perteneció en propiedad al señorío de La Torre de Esteban Hambrán, cuando nuestro pueblo fue empeñado a D. Diego de Vargas, señor de La Torre. Durante éste tiempo, D. Diego reformó varios aspectos de la administración de Villa del Prado. En 1599 hubo en nuestro pueblo una horrenda epidemia de peste y los vecinos de Villa del Prado pidieron a la entonces señora de La torre, Ana Manrique que permitiese utilizar fondos del concejo para luchar contra la enfermedad, por lo que desde entonces decidieron celebrar la fiesta de Santa Ana durante un tiempo, además de comenzar a venerar a San Roque, santo abogado de la gente enferma de peste.

En el mismo comienzo del camino de La Torre, esquina con la C. de Méntrida, en donde hoy se levanta una manzana de modernas viviendas adosadas, estaba un terreno donde se levantaba la Picota de Villa del Prado, establecida por D. Álvaro de Luna. Éste viejo rollo jurisdiccional era de gran altura y hermosura, parecido al que hoy se yergue en la plaza de Almorox. Costaba de un cuerpo inferior escalonado, una basa gruesa, un cuerpo algo mas delgado y mas largo y dos chapiteles labrados. En su parte superior se econtraba un templete con columnas también de granito y tenía cuatro brazos. La picota estuvo en pie hasta 1931 en que fue derribada en un acto vandálico, perdiéndose después muchos de sus trozos, quedando hoy en dia guardado uno de ellos en dependencias municipales.

La ermita de Santa Lucía es el edificio antiguo de valor histórico importante de ésta calle de la Torre. Es de planta cuadrada, pequeña y se encuentra integrada dentro del cementerio del pueblo. Está realizada en ladrillo en forma de "aparejo toledano" y tiene ventanas en forma de arco de medio punto y en su parte frontal, un óculo o ventana redonda.

Su portada consiste en un sencillo arco de ladrillos a sardinel. Sobre el dintel de la puerta, hay un letrero tallado en piedra que representa los ojos de santa Lucía en una bandeja, recordando el martirio de ésta santa y se lee una inscripción que dice: "Santa Lvcia, año 1601"

En su interior aparece una gran hornacina de ladrillo. Dentro de la ermita también existen algunos cuadros y en el suelo las tumbas de varios sacerdotes de los siglos XIX y XX. La ermita consta de un pequeño ábside con hornacina en el cual se encuentra la imagen de Santa Lucía, restaurada en la década de 1990. Es una imagen de madera policromada de singular belleza.

El cementerio actual de Villa del Prado fue construido en la década de 1830 alrededor de la ermita, cuando se desestimó su construcción alrededor de la del Cristo de la Sangre, aunque desde hacía años ya se realizaban enterramientos en éstas ermitas por estar ya saturado el suelo de la iglesia parroquial, además de haberse prohibido el enterramiento común en iglesias a finales del siglo XVIII.

Existe, por último, en la calle de La Torre un grueso eucaliptus de mucha antigüedad, situado junto a unas casas de nueva construcción, que a veces ha sido utilizado para sacar hojas de sus ramas contra los resfriados, remedio casero tradicional.

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